El agua
En el “Paseo” de hoy caminamos
por la Avda. Plaza de Toros y, a la altura de la misma Plaza, nos encontramos
con esta edificación que nos habla del agua, ese elemento tan importante para Aranjuez.
Todos
sabemos que estamos aquí debido al agua y que, gracias a ella, Aranjuez resultó ser un lugar elegido por reyes para su
descanso y recreo, allá por el siglo XV.
Como las aguas del Tajo eran
turbias, con
frecuencia por culpa de las lluvias, el
rey Felipe V mandó buscar aguas potables que llegaran al máximo número de
personas, y encontraron 4 manantiales por la zona de Ocaña (Aldehuela,
Valhondo, Menalgavia y Algibejo). De
manera que en 1743 llevaron el agua
encontrada a Aranjuez, por medio de unas cañerías provisionales.
Como
sabemos, cuando Fernando VI decide que
el Real Sitio deje de ser exclusivo para la realeza, se inicia un ambicioso
proyecto que permitirá el asentamiento de “gentes” que hasta entonces lo
tenían prohibido.
Nace así un pueblo nuevo, que necesita ser dotado de infraestructuras, como cualquier población (calles y plazas, iglesias, jardines, lavaderos, y como no, fuentes de agua de riego y potable).
El agua se trajo de Ocaña por una conducción subterránea hasta el surtidero principal, que entonces se encontraba “en el centro” de la Plaza de San Antonio, aunque esta no fue la única.
Las fuentes de los Jardines funcionaban por “vasos comunicantes” y, puesto que la diferencia de altura entre el Mar
de Ontígola y el Jardín de Aranjuez es de 46 m, los chorros de las fuentes alcanzaban una altura tremenda, tal y como
se puede apreciar en estas obras de Battaglioni e Isidro González
Velázquez.
Ocurría que, por diversos motivos, se formaba una cierta presión en el
interior de las tuberías que se debía
expulsar al exterior. Esa función era cumplida por unos “respiraderos”.
Así funcionaron hasta que en 1997 pasaron a depender del Canal de Isabel II.
El agua para riego de
huertas y jardines,
que convirtió Aranjuez en un lugar delicioso, se obtenía de un excepcional conjunto de presas, canales y acequias
que la llevaban al lugar deseado.
“El Embocador” es una presa, un embalse que
mantiene constante el nivel de agua y de él nacen dos canales
principales que la reparten (Las Aves por la
izquierda y La Azuda por la derecha), además de
ramificaciones más pequeñas.
El Álbum Guía de 1902 nos cuenta como el río era sangrado por 4 grandes acequias: El Caz de Colmenar con 26 Km, Caz de las Aves de 15 Km, Caz de la Azuda 10 Km y el Caz Chico.
El riego se completaba con dos pantanos, El Mar Grande y el Mar
Chico de Ontígola, con aguas recogidas de la lluvia y en parte de los
vecinos, que están obligados con la Corona a dejar correr libres para el pantano
doce horas al día…
Fuentes e Imágenes que no son propias:
Museo
del Prado, R.A. de Bellas Artes de San Fernando, Antoni Joli. Bourgonig,
Battaglioni, I.González Velázquez, Houasse, Domingo de Aguirre.
Álbum
Guía 1902, Álvarez de Quindós, "El agua del Rey: Historia y arqueología de
los acuíferos de la Mesa de Ocaña y su conducción al Real Sitio de
Aranjuez" (by Gipsia SL).
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