Centro Cultural "Isabel de Farnesio" (1765)

Juan Comba
A mediados del siglo XVIII, la Corona comenzó a levantar edificios para distintos usos.
Uno de ellos fue el llamado “Cocheras de la Reina Madre” (Jaime Marquet, 1758). La obra quedó terminada en 1765.

Su destino eran cocheras, caballerizas y habitaciones de los criados de la reina Bárbara de Braganza.

Tras la muerte de la Reina y su marido Fernando VI, Carlos III (nuevo monarca) lo destinó al servicio de su esposa María Amalia de Sajonia, y posteriormente a su madre, Isabel de Farnesio.


López y Malta lo describe como un magnífico edificio, que guarda perfecta simetría en sus cuatro fachadas y que tiene dos grandes puertas a las Calles Capitán y Rey. Su interior se divide en dos patios con una fuente”.

El año 1811, en plena Guerra de la Independencia, se produjo un incendio terrible (según parece provocado por los franceses) y su reconstrucción (Isidro González Velázquez) tuvo que esperar hasta 1832, debido a la penuria económica.

Recuperó su uso original, y destinó gran parte como alojamiento de la servidumbre en las “Jornadas Reales”.


Con la desaparición de estas Jornadas, la reina regente (María Cristina de Habsburgo) lo cedió al Ejército de Infantería (1886), y se convirtió en colegio para huérfanos de militares.


El edificio quedó insuficiente, y el colegio de huérfanos se amplió con un muro que ganaba espacio a la Plaza, añadiendo además una verja en la Calle del Capitán.

De manera que, después de grandes reformas, las cuadras y cocheras pasaron a ser aulas y habitaciones para los alumnos.

A los alumnos se les llamaba “cristinos” o “pínfanos”, y a las alumnas “cristinas” o “pínfanas”.

El centro docente fue inaugurado por la Reina María Cristina el día 29 de enero de 1887. El pueblo ribereño se vistió de gala para la ocasión y adornó balcones y ventanas.


El Ayuntamiento se encargaba de las necesidades más urgentes, y llegó a instalar una tubería desde el Mar de Ontígola hasta el Colegio, con el fin de suministrar agua potable. Esto provocó, en 1895, un brote gastrointestinal en más de 150 alumnos, y el fallecimiento de dos niños.

    

En 1897, el colegio dejó de ser mixto y se convirtió exclusivamente en femenino.

Las colegialas iban peinadas con una gruesa trenza doblada en dos y sujeta por un enorme lazo.

Antes del paseo de los jueves y domingos, debían formar en el patio y esperar la aprobación de la hermana. Una vez en la calle, caminaban juntas y en fila.



La vida en el Colegio era dura y espartana. A las seis de la mañana sonaba un timbre (fuerte y prolongado). Era la hora de levantarse y proceder al aseo personal.


Cuando los reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia visitaron el centro (1912), el colegio contaba con 16 religiosas, un capellán, y 500 alumnas.

La Segunda República (1931) recortó el presupuesto al colegio y prohibió la enseñanza de órdenes religiosas. Pero las hermanas no quieren abandonar Aranjuez, desean continuar su labor, aunque sea preciso secularizarse.

Abandonan el negro uniforme y pasan a vestir ropa seglar. Se convierten en señoritas.

Algunos testimonios de exalumnas recuerdan aquel internado como un periodo de luces y sombras, alegrías y tristezas.


Las niñas dormían juntas en grandes habitaciones. Pasaban del frío al calor sin cambiar de vestuario, y lo habitual era padecer sabañones.

Era una gran familia, el vestuario se pasaba de las hermanas mayores a las pequeñas, y conseguir unos zapatos nuevos era algo extraordinario.

Las diversas generaciones de “cristinas” ejercieron labores de costura, trabajos de ciencia y arte, formación humana y religiosa, disciplina, alegría y compañerismo.

Hacían excursiones, obras de teatro y paseaban por la población ribereña con sus típicos uniformes.


En 1965, un brote de termitas dañó el edificio y los técnicos aconsejaron construir un nuevo colegio.

El Ministerio del Ejército lo hizo en Guadalajara (1968) y dejó el de Aranjuez abandonado.

Aquel internado conocido como “La Vieja Casona” cerró sus puertas para siempre en 1971.

           

Más recientemente, la Comunidad de Madrid rehabilitó el edificio de manera importante (1986 y 1992). Apenas conservó la cubierta y fachadas exteriores.

De manera que el antiguo colegio de María Cristina se convirtió, pocos años después, en el “Centro Cultural Isabel de Farnesio”.


Igualmente, se cedió la parte correspondiente a la antigua Plaza de Abastos (o del Rey), que fue urbanizada y ajardinada en 1988.

De aquellas Cocheras de la Reina Madre, convertidas en Colegio para Huérfanos del Ejército, hoy sólo quedan las viejas fotografías y un sinfín de recuerdos…

NOTAS: Dedicado especialmente a la gaditana Pilar Ucelay Sanjuan (alumna de 1947 a 1958).

Fuentes e Imágenes que no son propias:
Juan Comba (Inauguración de las cocheras como Colegio de Huérfanos (29 de enero de 1887)
ABC (Fotos de la visita real)
https://www.pinfanos.es
https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=1138301 
Asociación Huérfanos del Ejército: “El internado que vivimos” de Natividad Jaime y Marta González Tomo XIX
https://joseluislindo.wordpress.com/2012/10/06/125-aniversario-de-la-inauguracion-del-colegio-ma-cristina-de-aranjuez-conferencia-del-cronista-oficial-de-aranjuez-del-dia-06-de-octubre/
http://www.aranjuezhistoriagrafica.com/
https://publicaciones.defensa.gob.es/pprevistas/REVISTAS_PAPEL22140/page_129.html
https://www.diariodeburgos.es/noticia/z93148e7f-de62-6fe8-e9266eba90394d17/20120830/memoria/cristinas.........fecha 6-10-2021
Consejería Educación Comunidad de Madrid, 1992 "Cocheras de la Reina Madre Isabel de Farnesio".

Comentarios

  1. Gracias por el trabajo y enhorabuena. En el video de you tube juegas con la verja y el lugar donde actualmente esta ubicada. Muy interesante.

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