Santiago Rusiñol
En un rincón poco visitado del Jardín del Príncipe, cercano a “Los Pabellones”, tenemos la escultura que Santiago Rusiñol reflejó en este lienzo.
Dicho cuadro y su autor protagonizaron un billete de curso legal allá por los años 50 con una tirada de 69.500.000 unidades.


Santiago nació en Barcelona, en el seno de una familia acomodada. Desde niño fue un pintor que dibujaba a escondidas (incluso hasta los 20 años). Su abuelo quería que se dedicara al negocio familiar y no a la pintura.
En 1898 visita Aranjuez por vez primera y, en una carta reconoce que no le gustó nada. Volvió de nuevo años después (1907), llevado por la opinión de artistas franceses y, ya no dejaría de visitarnos. Resultó que la primera vez era verano, la segunda otoño.
Desde entonces, el maestro se enamoró de Aranjuez. Venía por aquí todos los años, por otoño y primavera.
En un principio se hospedaba en el “Parador de la Cabrera Vieja”. Pero la distancia que suponía desplazarse desde la parte alta de la Carrera de Andalucía hasta los jardines, hizo que cambiara su hospedaje a la “Casa de Viajeros del Comercio”, en la calle Stuart.
Era amigo de tertulias en cafeterías, como la que protagonizaba en el Café de la Unión hasta altas horas de la madrugada.
Se cuenta que él fue quien bautizó “El Rana Verde” con ese nombre. Restaurante al que acudía con frecuencia, y donde ocupaba la mesa nº1 del salón antiguo.
La edad y los achaques, le hacían difícil caminar. Por ello, el rey Alfonso XIII le nombró “Jardinero Mayor” con derecho a pasar en coche a los jardines, para que siguiera con su obra.

En 1930 el pueblo de Aranjuez le rindió un sentido homenaje cuando su final estaba cerca. Había estado ausente de la ciudad durante 8 años, por culpa de su delicada salud.
Para ello, “(…) 200 comensales se reunieron al aire libre en el hotel Pastor en un banquete popular, al que se sumaron personas de todas las clases sociales (…)”. El hecho fue recogido, entre otros, por el diario ABC el 25 de octubre.

Tristemente,
se cumplieron los peores pronósticos. Al año
siguiente (13-6-1931), se agravó la enfermedad. Un día, estando en la
cama, dijo: “Traedme el cuadro y la paleta”, y a los poco minutos
falleció. Su última obra, “Cuatro columnas sobre un fondo verde” quedó
sin terminar.
De esta forma, la Universidad de Salamanca relató el hecho:(…) “A los setenta años, don Santiago fue llevado casi en vilo por uno de los mozos del hotel Comercio de Aranjuez, desde el caballete en el que se había caído en los jardines del palacio al cuarto espacioso, sencillo y blanqueado, que siempre le reservaban por los veranos.
Lo desnudaron, lo metieron en la cama de hierro y, poco a poco, se fue muriendo, sin un dolor, sin una queja, sin más testigo que su mujer, desmañada y atónita, acostumbrada a no espantarse de las excentricidades de su marido, incluso de aquella de morirse (…)”.

https://www.youtube.com/watch?v=KGy8ACMTIjo
Gracias a: Paco y Mercedes, que nunca dudan aportar esa foto que a mí me falta
Hemeroteca de ABC
Universidad de Salamanca
La Vanguardia
“Aranjuez, Rusiñol vive aquí de “Cuadernos de Historia de Aranjuez” (Florencio Hernández y Magdalena Merlos)
Libro y Conferencia de José Luis Lindo (Cronista Oficial)
Foto de la Fonda del Comercio (Contreras y Vilaseca)
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