Palacio de María Cristina

El Deleite

Al final de la calle de Valera se adivina este edificio regio.

Actualmente, acoge una residencia de la Tercera Edad.

Comenzó a construirse a mediados del siglo XIX. Sin embargo, el entorno ya fue ordenado 100 años antes, en tiempos de Fernando VI.



Era 1755, cuando se labran los cercados y siembran una parte del terreno para alimentar el ganado, empleado en las obras del momento.

La parte del camino se cercó con verjas de madera y machones de albañilería. Las demás líneas, con tapias de tierra. En el medio, dejaron una calle para el paseo con cuatro líneas de árboles de sombra, y se pusieron muchas olivas.

Además, el cerro fue sembrado de bellota (1772) con la idea de formar un nuevo monte, pero fue un fracaso. Las bellotas no llegaron a nacer. Sin embargo, en 1778 abundaban flores, emparrados, hortalizas, exquisitas frutas y se disfrutaba un bello panorama. Por ello, empezó a conocerse como “El Deleite” (Francisco Nard) y lo terminó bautizando así la reina, María Cristina de Borbón.


Telégrafo óptico

En lo más alto, se situó un pabellón de madera (que duró muy poco). Para llegar a él hubo que nivelar y suavizar los paseos. En el mismo lugar, se ubicó tiempo después (1799), la torre del telégrafo óptico de Betancourt, una iniciativa pionera en España en lo referente a comunicaciones.


Volviendo al palacio, debemos decir que lo mandó construir (1852) la Reina Regente D.ª María Cristina (viuda de Fernando VII) para Fernando Muñoz, el guardia de corps que luego fuera duque de Riansares, con quien se había casado en secreto en el año 1833.

Lo hizo sobre unos terrenos que previamente compró a su propia hija Isabel II, dueña de la finca.

Eligió este lugar porque lo conocía muy bien. Antes de casarse con el rey Fernando, había pasado aquí largas temporadas con su familia y la corte.



Cambiaron el austero entorno; se hicieron importantes plantaciones (era el único pinar de Aranjuez), se construyó todo un recorrido de ocio, paseos con templetes y lo bautizaron como “El Parnaso” (monte de Grecia donde vivía Apolo, Dioniso, y las Musas).

La reina vivió exiliada en París, en la que fuera antigua residencia de Napoleón y Josefina. Por ello, de algún modo intentó imitar en Aranjuez aquel palacete francés, que tuvo comunicación directa con el palacio real.


1890
 


Las obras fueron realizadas por el arquitecto Alejandro Sureda. Resultaron  muy  costosas, por culpa de las humedades que se formaban en el cerro y se alargaron por 12 años.

A los lados del edificio, se pueden admirar unas pequeñas torres con diminutas ventanas en arco, donde se encontraban los inodoros.

Cabe destacar la calefacción, con un avanzado sistema que comunicaba a través de una tubería el horno del sótano, con el calorífero particular de cada habitación, y que en el verano hacía las funciones de ventilador.

Como las aguas del Mar de Ontígola resultaban escasas, en 1866 se decidió montar una bomba para elevar el agua del caz de las Aves hasta 85 m de altura, y así regar gran parte de las plantas.



La reina y el duque habitaron este palacio desde 1865. Pero la revolución “Gloriosa” de 1868 expulsó a Isabel II del trono y tuvo que abandonarlo.

Estos hechos impidieron el acabado de las obras previstas y, por la ley de desamortización, el cercado del Deleite salió a subasta en 1871.


 







El bien pasó a manos de la Compañía de Jesús en 1924, que emprendió una importante reforma y ampliación para alojar un colegio-noviciado de nombre “San Estanislao”. Los jesuitas construyeron una gran nave con destino a refectorio y capilla, que dividía en dos el patio creado, además de plantar el frondoso pinar que hoy existe en el monte del Parnaso.

De modo que en la parte trasera tenemos el primer palacio, y en la delantera un añadido que duplica la superficie original.

La fachada principal del antiguo edificio, apenas conserva el escudo real que la coronaba. El resto prácticamente desapareció.

El interior ha perdido la decoración en la mayor parte de las estancias. Sin embargo, todavía quedan algunos elementos que conservan su aspecto original, como escaleras, barandillas, techos de escayola, el gran salón, las vidrieras decoradas con santos jesuitas, o el retablo del altar mayor.


Podemos decir que este centro fue el primero de todos los que se crearon en España. Los jóvenes aspirantes a jesuitas de la provincia de Toledo cursaban aquí el noviciado (estudios religiosos) y seminario (estudios seminarísticos).

Vale la pena recordar que en la enfermería murió el famoso Padre Rubio (1929), considerado el "Apóstol de Madrid" y canonizado por el Papa Juan Pablo II (4/5/2003).

En 1932, Niceto Alcalá Zamora, presidente de la II República, disuelve las comunidades religiosas y los Jesuitas tuvieron que desalojar el palacio-seminario de Aranjuez, marchando al destierro en Chavetogne (Bélgica).

Durante la Guerra Civil (1936- 1939), el edificio fue usado como hospital militar y refugio para evacuados republicanos.




Pasada la contienda (1941), los jesuitas vuelven y crean las "Escuelas Loyola". Las primeras clases se impartieron en esta especie de “casilla” que muchos recordaréis. En todo caso, poco tiempo después comenzaron las obras de las nuevas instalaciones.

Con el correr de los años, la Compañía de Jesús vendió el inmueble junto a 60.000 m2 de terreno (1987) a la sociedad “REAL DELEITE DE ARANJUEZ” que, entre los años 1988 y 1993, llevó a cabo la transformación del antiguo centro docente (bajo la supervisión de Patrimonio Nacional) en Residencia de Ancianos y Centro de Día, para personas de la tercera edad...


Fuentes e Imágenes que no son propias:

Gracias a la Dirección de Residencia “El Deleite” (Rosa), por las facilidades dadas, y a la supervisora que me acompañó por las instalaciones (Ana Peño) por su disponibilidad y simpatía.
Primer Palacio hacia 1870 (F. Huete)
Padre rubio: Fran Hernández - Trabajo propio, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=51004868
Fernando Muñoz y María Cristina (Ayuntamiento de Tarancón)
Gómez y J. Atienza "Arquitectura y Desarrollo Urbano" (Tomo IX)
Francisco Nard: "Guía de Aranjuez, 1851"
José Luis Sancho: “La Arquitectura de los Reales Sitios”
Cándido López y Malta: "Historia Descriptiva del Real Sitio de Aranjuez".

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