Desbordamientos

NODO (fotograma)

Conviene recordar que la fértil vega de Aranjuez se debe, de algún modo, a los desbordamientos del río (como sucedía en el Nilo). Aportaban “limo”, un sedimento que se deposita en las zonas inundadas. De ese modo, aporta nutrientes al terreno, lo prepara y enriquece. 

El río Tajo normalmente aumenta su caudal en primavera. En ese momento, se suman las lluvias y el deshielo de la nieve acumulada en las montañas de cabecera.


NODO (fotograma)
       

Existen datos de riadas en Aranjuez desde 1604 a 1955. En esos 350 años (aproximadamente) el Real Sitio sufrió unos 65 desbordamientos.

En ellos, el agua de lluvias y deshielos, arrasaba enfurecida los campos, cosechas, jardines, caminos, etc. y muchos vecinos acudían al Puente Barcas, para observar la fuerte corriente que arrastraba árboles, ramas y animales muertos.

Según la Confederación Hidrográfica del Tajo, entre las avenidas del siglo pasado en Aranjuez, destacan:

* 16 al 22 de febrero de 1936.
* 22 al 26 de enero de 1941.
* 3 al 6 de marzo de 1947 (grabada en el NODO,   donde el nivel superó los 4 m por encima de   lo normal).
* Mediados de marzo de 1951.


Otro gran desbordamiento lo recogió “La Gazeta de Madrid” el día 7 de marzo de 1855. En aquella crónica, nos habla de la furia desatada por el río y la valentía de ocho arancetanos que, enfrentándose al mismo, salvaron la vida de 27 personas en los sotos.

Sin embargo, la crecida del año 1916, se recuerda como una de las mayores.

Puente de Barcas
Casa del Labrador
 





Jardín de la Isla

De esta y algunas otras, queda constancia en la Casa del Labrador donde podemos comprobar hasta donde llegó el agua en una placa que vemos a la entrada, así como en el mismo Puente Barcas o en el respiradero del Jardín de la Isla, donde aún se adivinan unas fechas (25 de enero 1841 y más abajo 20 diciembre 1916) correspondientes a sendos desbordamientos.

Puente de la Reina

Testigos directos cuentan que, cuando el nivel de agua marcaba 3,5 m. en la regla que se encuentra en uno de los ojos del Puente de La Reina, el río ya se había desbordado a la altura del Embocador y venía anegando toda la vega.


Francisco Calvo

  
  

Las riadas afectaban a muchos vecinos, como el caso de la familia de Eusebia Peláez y Francisco Calvo, a la sazón Guarda de Patrimonio. Vivían en esta casa aún en pie, al otro lado del puente.

El agua inundaba la vivienda y alcanzaba una altura de 1,5 m., lo cual hacía flotar todos los enseres.

Palacio Real de Aranjuez, 1890

Cada ocasión que esto sucedía, eran trasladados en carretas a vivir en Palacio.


Casa del Labrador, 1860 (Louis de Clercq)

Otro caso curioso fue el de las familias atrapadas en la Casa del Labrador en 1919.

Aquella riada de enero sorprendió dentro de la vivienda al Guarda de Patrimonio Francisco Frutos, que vivía con su esposa e hijos en los bajos del edificio.

Para salvar sus vidas, se vieron obligados a pasar la noche en el piso superior.

La noche era larga y,  para que los niños pudiesen dormir, se improvisó una cama con mantas sobre la mesa de billar del Rey.

Inscripciones en la contraventana

El rescate hubo que hacerlo en barca, pero antes dejaron estas notas escritas de puño y letra, que todavía permanecen en la contraventana.

Gaviones

Por tanto, era necesario controlar de alguna manera los  desbordamientos del río, y para ello se utilizaron unos muros hechos de piedras con alambre, que hacían más alto el cauce. Son los llamados “gaviones”.

C/ de Mariano el Artillero
Casa de Caballeros






Así mismo, sobre estos bloques de hormigón, se colocaron (en los años 20´) unas contenciones de madera y sacos de arena.

Algunos vecinos imitaban este sistema en sus viviendas, para evitar que el agua entrase al interior.

En 1958 se pusieron en marcha los grandes embalses de cabecera (Entrepeñas y Buendía) para regular las crecidas, generar electricidad y tener unas reservas estratégicas en periodos de sequía.

Desde entonces, no se han vuelto a provocar inundaciones a causa de las crecidas del Tajo.

El río más largo de la Península Ibérica, que resultaba salvaje y vivo, pasó a ser un río domesticado.

Posteriormente, con el Trasvase Tajo-Segura (1979), llega una gran decadencia que, si nadie lo remedia, puede significar su total desaparición y, claro…

Sin el Tajo, Aranjuez pierde su identidad. Sin el agua, Aranjuez pierde su sentido…



Fuentes e Imágenes que no son propias:

Gracias a José Ángel Rodríguez(anécdota contraventana Casa del Labrador)
Gracias a Javier Rodríguez (foto marca en el puente)
Fotogramas del NODO
"Las inundaciones históricas en el centro-sur de la Península Ibérica" (Tésis doctoral-Ángela Potenciano de las Heras)
“La Gazeta de Madrid” (hemeroteca)

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