Otros animales -1-

Podemos decir, que desde la Edad Media existió  interés por los animales extraños.

El intercambio de obsequios entre soberanos era frecuente desde la antigüedad y, en ese sentido, los animales exóticos fueron muy apreciados.

Siempre fue propio de reyes hacer gala de grandeza. Para ello tenían en sus palacios plantas y animales propios de otros países, a cuál más extraño. Un rey era más rey si tenía cosas como estas.

En su momento, la flota de barcos que iban y venían a las colonias no paraba de traer animales exóticos.

La dinastía Austria fue la más poderosa de Europa durante casi 2 siglos. De modo que fueron también los principales coleccionistas de la época. Sin embargo, el momento cumbre para el coleccionismo zoológico fue el s. XVIII, cuando además había un interés por saber, conocer, investigar.

1784, Pza. de toros Aranjuez (G. Doré)

Durante la primera mitad del siglo XVII, los combates entre fieras era algo normal. Hacían pelear a tigres y camellos con perros (1650), rinocerontes con elefantes, etc.

Esta práctica cayó en desuso en el siglo XVIII, y el criterio de los coleccionistas evolucionó.

Empezaron a decantarse por especies raras y curiosas (que venían de Oriente y tierras recién descubiertas), abandonando un tanto las fieras más salvajes. Por entonces, los animales exóticos escaseaban en Europa, y por ello eran buscados y valorados.

Oso Hormiguero, Goya (MNCN)

Aunque todos los miembros de la Familia Real amaban los animales exóticos, quien contó con mayores medios fue Carlos III. Pero vamos por orden…

Tiziano

Carlos I (1534) adquiere tierras en Aranjuez que pertenecían a órdenes militares (Santiago, Calatrava, etc.), para crear el Real Bosque y ejercer la caza de animales. Ciervos, venados, jabalíes, gamos etc. venían desde los Montes de Toledo por los caminos y cañadas hasta las riberas del Tajo.

Felipe II concibió sus jardines como lugares decorativos y de esparcimiento, pero también como espacios para el estudio de la naturaleza.

Sofonisba (Prado)
Era su deseo evocar la imagen del paraíso en la tierra. Para ello, reunió animales y plantas exóticas pacientemente. De ese modo, también aumentaba el prestigio de la corona.

Reyes y corte se desplazaban con las jornadas reales según la época del año, y en aquellos traslados, animales como perros, monos, aves etc, eran transportados en jaulas para seguir a sus amos. Otros, sin embargo, debían tener un emplazamiento fijo.

Desde muy antiguo, Aranjuez albergó las principales cabañas ganaderas de yeguas, vacas de leche, búfalos asiáticos y toros bravos, que pertenecían a la corona.

En Aranjuez, Felipe II tuvo un pequeño zoológico privado formado por 6 avestruces, faisanes, pavos americanos, cisnes, dromedarios, y jirafas.

Mengs (Prado)
Juan Bautista Bru 
(disecador del Real Gabinete) propuso en Aranjuez al rey Carlos III disecar animales cuadrúpedos de ambos sexos y aves.

A partir de entonces, se empezaron a mandar todos los ejemplares muertos en palacios y sitios reales al Real Gabinete de Colecciones.

De esta manera, a veces se recibían algunos con deformidades o anormalidades. Como la vaca sin pelo y su hija (completamente normal) que llegaron a España desde Veracruz y fueron a parar a la Casa de Vacas de Aranjuez.

El rey, muy amante de los animales, instalaba perros y pájaros en sus habitaciones.


Con Carlos III, Aranjuez volvió a ser el pequeño zoológico particular de los monarcas que ya había sido con Felipe II.

En honor a ello, el rey mandó levantar dos fuentes a ambos lados de la entrada a la calle del Príncipe, con esculturas realizadas en plomo (Juan Reina), que representaban dos de los animales más notables que habían vivido por aquí, una cíbola y un elefante.


Igualmente, hizo venir un centenar de vacas suizas con destino a la Casa de Vacas, e intentó la cría de especies americanas como guanacos (de América) o vicuñas (para la industria textil). Eran parte de un grupo de animales útiles, que Carlos III trató de introducir en España para aprovechar su lana y surtir a la Real Fábrica de Paños de Guadalajara.

La Cíbola era un tipo de bisonte. En 1770 partieron de Veracruz (Méxicocamino de Aranjuez una pareja de ellos, macho y hembra.

Llegaron a Cádiz exhaustos y, tras un descanso de 3 semanas, emprendieron el camino a la corte. La hembra llegó al Real Sitio sana y salva, siendo instalada junto al rebaño de búfalos en Villamejor, donde vivió hasta 1774. Sin embargo, el macho murió agotado en el camino.

Bru, 1786
Luis Paret













Hasta Aranjuez vinieron otros herbívoros raros. Los más  preciados eran dos cebras y tres elefantes indios.

La fuente principal donde conseguir animales para las colecciones reales era el norte de África, la América española y Filipinas.

El problema era el transporte. Viajes largos y complicados en los que los animales tenían pocas posibilidades de sobrevivir. La tasa de mortalidad era muy alta
. El espacio era muy estrecho, la alimentación a bordo complicada, y el agua no resistía en buenas condiciones tanto tiempo. El coste era tremendo.

J.B. Bru, Biblioteca de P.N.
Los animales más insólitos que tuvo Carlos III pudieron ser los “venados enanos de Java” o “ciervos ratón.

Cuatro de ellos llegaron a Cádiz camino de Aranjuez.

Viajaron en una fragata junto al segundo elefante que llegaba a España, dos venados y un pájaro del paraíso.

El rey convivió con ellos durante años en su cuarto junto a otras mascotas, que le acompañaban en sus desplazamientos por los Reales Sitios.

La reina Bárbara de Braganza (esposa de Fernando VI) sentía predilección por titíes y papagayos, sus mascotas favoritas…

 
Fuentes e Imágenes:
Combate de toro y tigre (G.Dore, 1874)
Oso Hormiguero (Goya, Museo Ciencias Naturales)
Felipe II (Sofonisba, Prado)
El emperador Carlos V con un perro (Tiziano, Prado)
Carlos Gómez-Centurión Jiménez “Alhajas para soberanos”
Conferencia "Animales exóticos en el Real Bosque de Aranjuez”, por Pilar Lacasta en la Universidad Popular de Tres Cantos (2017)

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