Julio Valdeón
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Julio y Sofía |
Todos
sabemos que España sufrió un golpe de Estado en 1936. Un grupo de
militares se alzó en armas contra el poder de la Segunda República,
establecido legalmente.
Desde la primera semana de ese mes de julio, asesinaron a sangre fría a todo aquel que no se sumaba a la sublevación militar.Pero uno de los principales objetivos fueron los maestros. Aquella nueva forma de enseñar era vista como un peligro.
Un
inmenso número de docentes fue eliminado de algún modo. En los primeros
meses de la guerra más de 1000 fueron asesinados.
Uno
de ellos fue Julio Valdeón Díaz, natural de Olmedo (Valladolid). Julio era un
maestro nacional que llegó a Aranjuez en 1934. Ejerció durante 2 años en el colegio “Llano y Persi”, conocido
popularmente como “Los Colegios Públicos”. Era un gran bailarín.
Los
alumnos le adoraban. Practicaba un sistema de enseñanza distinto y moderno, que
le costó muy caro.
Participaba
en las actividades de la Casa del Pueblo (dando clases junto a su mujer), en la
Calle de la Concha. Pensaba que España sería un país libre dentro de
Europa.
En
1933 contrae matrimonio con Sofía Baruque. Tres años después, Sofía está embarazada
de 9 meses y planea dar a luz en casa de sus padres. Regresan juntos a
su pueblo de Valladolid, donde Julio, militante del PSOE, da clases.
El
golpe de Estado les sorprende en Olmedo. Julio es conocido por sus ideas. Algunos
vecinos lo buscan para matarlo. Quisieron escapar juntos, pero mientras Sofía
no puede desplazarse, él huye en coche para salvar la vida. Esconde su cartera y la
documentación en medio del campo. Alcanza el frente en poco tiempo y se
alista como voluntario republicano. En agosto es herido en el frente de Segovia
y lo hacen prisionero.
Olmedo
era un pueblo de 3000 habitantes, de los que aproximadamente 100 fueron
paseados por los pistoleros.
En
el hospital, un vecino lo reconoció y señaló como un “agitador y peligroso
intelectual”.
En
noviembre es condenado a muerte por “rebelión militar”. La familia es informada
y procede a comprar un ataúd (algo imprescindible si querían recoger el
cadáver).
En
prisión, escribió una carta el 21 de julio del 1936 despidiéndose de su esposa. Fue
conservada por un compañero:
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Julio Valdeón |
“Para mi Sofía amada, cuando leas esto yo ya habré dejado de sufrir, por lo tanto, llora porque falte de tu lado, pero no por mí. Puesto que yo no sufro, no me sigas en la muerte, tu deber es vivir para consagrarte en nuestro Julito del alma. ¿Qué haría el pobre quedando huerfanito? Por nuestro amor, que durará eternamente a pesar de separarnos la muerte, te pido que no cometas tal locura, y así podrás dedicarte en cuerpo y alma a la educación de Julito. Tú conoces bien toda mi vida y mis ideales, edúcale en ellos y ponle de ejemplo a su padre, que murió como mártir de ellos. Todo cuanto le enseñes será en forma racional, es decir, que sea acomodado a su edad y a sus intereses inmediatos, sin enseñarle nunca nada que no pueda comprender (…) Y cuando sea mayor y le gusten las novelas, pon mucho cuidado en las que lleguen a sus manos, procurando siempre que sean de autores avanzados y universales (…) Y nada más, un beso eterno para Julito y para ti. Perdón por lo Perdón por lo desgraciados que os he hecho. Con el amor más profundo, se despide de vosotros, Julio”.
Lo fusilaron junto a otros dos hombres el 11 de diciembre, cuando apenas contaba 27 años (Expediente Depuración 32/13108). La noche antes de la ejecución, Sofía y Julio se despiden en presencia de su hijo pequeño de 5 meses. Era la primera y última vez que pudieron verse. A pesar de todo, el pequeño Julio nunca tuvo resentimiento.
El
maestro socialista Julio Valdeón no fue el único asesinado de la familia.
Igualmente mataron a su madre y hermano (Victorina Almendro y Manuel), además de sus
cuñados (Bonifacio y Concepción Baruque, violada). Algunos cadáveres
siguen sin encontrarse. Un vecino del pueblo llegó a verlos mutilados,
antes de hacerlos desaparecer.
Los
mismos que acabaron con media familia, ahora querían terminar con Sofía y el
bebé. No lo llegaron a conseguir gracias a la mediación de un camarero (Pedro), que
tenía conocidos en el bando franquista.
Sofía
se dedicó a la costura, bordaba estrellas para las guerreras militares. Y Julio
se convirtió en un gran estudiante.
Con
el tiempo, Sofía regresó a Valladolid. Vestía de negro. Jamás habló de la
guerra, nunca mencionó a su marido. En esos años no se hablaba “de aquello”,
había miedo.
Murió en 1973, a la edad de 63 años.
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C/ de Julio Valdeón en Aranjuez |
En 1977 Julio presenta su candidatura a las primeras elecciones democráticas. Alguien lo reconoce en televisión y se pone en contacto. Se trata de un preso que compartió celda con su padre. Conserva las cartas que le confió días antes de ser fusilado, y un plano que indica el lugar donde escondió sus documentos en la huida.
En
la actualidad, el maestro republicano Julio Valdeón tiene una calle con su
nombre en Aranjuez…
http://www.juliovaldeon.com/?p=283. https://www.elmundo.es/cronica/2004/475/1101134848.html
https://www.elnortedecastilla.es/20140318/local/valladolid/rinde-homenaje-docentes-represaliados-201403181131.html
Ricardo Cayuela Gally: https://theobjective.com/cultura/2024-08-11/julio-valdeon-contrapuntos/
Fantástico trabajo,espero que sigas creando noticias de Aranjuez
ResponderEliminarGracias, me alegra que te guste el blog. Seguiremos con ello mientras que la gente lo vea. La única forma de saberlo es con comentarios como el tuyo y con el número de seguidores. Un saludo
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