Gangos

"La Pepa", años 70

No existe un total acuerdo sobre el origen de la palabra "gango". Sin embargo, todos sabemos lo que es y lo que significa.

Los gangos (que algunos quedan) eran y son un tipo de merendero o quiosco, fabricado básicamente de madera, chapas, paja, tela, ramaje, uralita, etc.

En un momento dado, Aranjuez aumentó mucho la población con la llegada del ferrocarril.

Igualmente, se elevó el número de visitantes ocasionales. Llegaban desde poblaciones como Getafe, Parla, Alcobendas, etc. En sus lugares de residencia carecían de un río donde refrescarse los días calurosos de verano y venían a hacerlo aquí.

"La Pavera"

Este aumento de población conllevó un lógico aumento del número de negocios y, lógicamente, el de gangos.

Estos establecimientos se encontraban situados normalmente en las afueras del pueblo, en zonas cercanas al río y rodeadas de vegetación. De manera que, era un buen lugar para pasar las tórridas noches de verano un poco más frescos. Allí, la temperatura bajaba unos grados.

Los gangos eran frecuentados por gentes del campo, pescadores, chavales del pueblo y algún que otro turista.

Los clientes podían sentarse en muchos casos alrededor de una mesa rústica, sobre bancos corridos de madera. Algunos de estos establecimientos solían contar con espacios abiertos para el juego, toboganes, etc.

Era típico y común que permitieran llevar la comida de casa, con la condición de consumir la bebida del establecimiento. Para mantenerla fresca se conservaba en bidones, barreños o cámaras con hielo por encima.

Las viandas que los clientes traían de casa consistían en filetes rusos, tortilla, alitas de pollo, pisto, caracoles, pimientos verdes fritos, callos, ensaladas con pepinos y tomates de la huerta, conejos y pollos al ajillo, tortillas de patatas, etc.

Todo ello se mojaba con refrescos, cervezas, vinos de Villaconejos, Yepes, Noblejas y gaseosa (a veces de la autóctona “La Campiña”).

Llegó a existir una oferta muy amplia de este tipo de establecimientos. José Luis Lindo (Cronista Oficial de Aranjuez) asegura que en los años 50 llegaron a existir más de 40.

La rivalidad entre los establecimientos era sana, normal y lógica. Cada uno vendía lo suyo y ahí terminaba todo. No había “mal rollo”.

Generalmente, la mayoría estaban ubicados en tierras pertenecientes a Patrimonio Nacional, al que debieron pedir permiso para instalarse.

"Doce Calles"

Más adelante, en la década de los 90, existió un plan impulsado por la Comunidad de Madrid, para intentar regular este tipo de establecimientos.

Se buscaba hacer algo bonito y uniforme. Los negocios debían ser de ladrillo visto, con tejado de pizarra y con una estructura similar. Sin embargo, la reforma no abordó el problema de la falta de agua corriente y suministro de luz.

Algunos no abordaron las reformas y Sanidad prohibió que sirvieran comidas aquellos que no reunieran ciertas condiciones. Esto hizo que, con los años, algunos desaparecieron y otros se convirtieron en restaurantes.

En la actualidad, apenas son 3 los gangos que siguen en activo. Algunos lo hacen en verano y otros todo el año, gracias a las reformas que sus gerentes han realizado en las instalaciones, incluyendo cristaleras y estufas o calefacción.


En funcionamiento el año 2024:

+ Las “Calabazas”: Abierto desde 1964. Calle de la Princesa, cerca del Cortijo. Antiguo propietario “Merejo”. Abre todo el año.

"Las Calabazas"

+ El “Paraíso”, también conocido como "Gango de la Sole": Abierto desde 1968. Calle de la Princesa, muy cerca de “Las Calabazas”. Entorno del Cortijo. Gracias a reformas y acondicionamiento puede abrir durante todo el año.

"El Paraíso"

La “Rotonda”: En el Camino de Sotomayor, frente a la playa del “Cortao”.  Anteriormente conocido por “La Adela”. Adela Garrobo y Carlos Huertas eran sus antiguos propietarios, una señora a la que atribuían dotes de curandera. Arreglaba y colocaba huesos). Al fallecer Adela, el negocio se cerró un tiempo y, posteriormente lo reabrió su propio hijo, Alberto Puertas.


"La Rotonda", 2018

Algunos desaparecidos o con cese de actividad:


+ El “Americano”, conocido como “Rancho Grande”: En "La Rotura" frente a Rober Bosch. Su dueño Miguel Almonacid llevaba un sombrero americano que le dio nombre. Sólo funcionaba en la temporada de verano.

+ El “Pescador” (anteriormente “Frenazo” y “Stop”). Estaba cerca de la estación, bajo la vía y al lado del río. Cerró en 2001. Además de los pescadores, por allí pasaban trabajadores de las fábricas cercanas a almorzar. Por la tarde se daban meriendas y se jugaba al dominó y a la rana.

+ "Camarucho": Situado en la curva del Castillo. Lo regentaba Pedro Martín Herrero. Parada obligatoria de todos aquellos que frecuentaban el Rebollo.

La “Concha”: En la Plaza de los Coroneles, antes de pasar el túnel de la vía hacia FEMSA, a la izquierda. Era una mujer muy mayor que servía el vino de pueblos cercanos que venía en pellejos.

+ Las “Doce Calles", conocido como “El Manco”: Situado en la Calle sin Salida, entorno Docecalles. Propietario Guillermo Bargueño, que perdió el brazo en la fábrica de ladrillos de Seseña por culpa de un accidente laboral. A lo largo del tiempo ha tenido varios dueños, uno de ellos Jesús Toledo. Sólo abría en verano.

+ La “Estrella”, más conocido como “El Boína”: En el Raso de la Estrella. Calle de los Coroneles pasado el Cuartel. Era famoso el lema “No se vaya de Casa del Boina sin probar la sardina” -a la plancha-. Muy solicitados los “caimanes” (merluza con un rebozado especial de la casa).


"La Rotura", 1973

+ El “Infante”: Frente al embarcadero del Jardín del Príncipe y junto al río (famoso el plato de caracoles).

+ “Infantes”: Al pie del Molino de los “franceses” Tillit.

+ “Isaac”: A las puertas de Legamarejo.

+ La “Isla”: Frente al Jardín del mismo nombres. Tuvo mucha repercusión. Había unos pequeños puentes de madera que lo unían con la carretera. Regentado por Jesús Orea y su mujer, Isabel.

+ La “Juanilla”: En el Camino de Ontígola, poco antes del Albergue.

+La “Juliana”: Situado en la Carretera de Legamarejo, entre la Romana y calle del Rey. Vivió Sesé y Cadú, el último ganchero. Fue lugar frecuentado por estos.

+ “Mesa y Mantel”: Junto a la presa del Embocador.

+ “La Coronela”: En la Carretera de Toledo Km 7 aproximadamente.

+ El “Moreno”: En la Calle Tilos, al otro lado de la vía. Dueño Félix Fernández.

"La Reina"

+ El “Paraíso” (más conocido por “La Pepa”): Estaba junto a la “Cacera Pileros”, frente al del “El Infante”. Era de cartón piedra, pero aun así aguantó más de una riada. Carecía de luz eléctrica y se iluminaban con carburo. Solo funcionaba 6 meses (de abril a octubre). El invierno lo pasaban en su domicilio de la Calle del Gobernador. Su especialidad eran callos y caracoles, de los cuales vendían más de 100 Kg en un fin de semana. La bebida se refrescaba en una nevera de obra, cubierta con sacos de arpillera para conservar mejor el frío. Cada fin de semana usaban 24 barras de hielo, que había que hacer trozos a golpes. El vino del establecimiento venía de Noblejas en pellejos y la familia debía volcarlo en garrafas de cristal forradas de esparto. Al desaparecer este negocio, surgió otro en la Calle de la Princesa, que heredó el mismo nombre).

+ La “Pavera”: Junto a la finca de Sotomayor. Con el socorrista Antonio, “El Mangas”.

+ “Puente de la Reina” (más conocido por “Salivilla”: Pasado el Puente de la Reina a la izquierda. Regentado por Juan Sánchez-Beato.

+ El “Rebollo”: Abierto desde los años 70, cerca de la calle de Colmenar. Al principio no tenía electricidad ni agua potable. Tuvo que abastecerse con unos depósitos.

La “Reina”, anteriormente “Ramoné” (Ramonet): En la Plaza Redonda, Calle de La Reina. Fue un gango de mucho éxito. Tenía una situación privilegiada y era fácil verlo lleno. Cuando esto sucedía, el dueño lanzaba unos cohetes para anunciar a los clientes que no se dieran el paseo en balde. Finalmente fue regentado por Francisco Esteban (Paco, “El Cantarero”), conocido como “El Sepultura” en 1975.

+ La “Rotura”, antes del “Rancho Grande”.

Tío Roque (foto: Ana Vadillo)

+
El “Tío Roque” y Lola Verdugo: En la Carretera de Toledo, entrando a la estación a la derecha.

+ “Verdugo”: Situado justo frente al del “Tío Roque”.

+ “Triviño”, antigua Venta de San Isidro y gango “del Jaro”: En la Calle de la Reina, antes de llegar al Puente de la Reina.

Además, hubo otros que, tras ser humildes negocios, hechos de cualquier manera, se terminaron convirtiendo en verdaderos restaurantes, con mejor o peor fortuna:

+ La “Colmena”: En el Raso de la Estrella, Calle Madrid.

+ El “Colorín”: Junto a “La Colmena”.

+ El “Delicias”, antiguamente “El Chorra”: Frente al Rana Verde, al otro lado del río.

+ El “Rana Verde”: Junto al Puente de Barcas. Con más de 100 años de historia.

+ La “Ribereña”: En la Calle de San Antonio, esquina con la Carretera de Toledo.

+ La “Ruta del Sol”: Carretera de Madrid, junto a la Puerta Cirigata. Comenzó como gango en 1971.



Fuentes e Imágenes que no son propias:

Fuentes familiares
Rafael Gómez Coso (del gango “La Estrella”)
José Manzanares (del gango “El Paraíso”)
José Luis Lindo Martínez (Cronista Oficial de Aranjuez)
Ruth Lucena en Cuatro Esquinas
https://www.vivearanjuez.com/cronista-de-aranjuez/gangos-y-merenderos-de-aranjuez.html
https://visita.aranjuez.es/espacio/gangos/
https://benemeritaaldia.es/los-gangos-y-merenderos-de-aranjuez/


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