Teatro Real (1767)

 

Caminando por la Calle de San Antonio, nos encontramos con
este edificio histórico. Se trata del Teatro Real Carlos III.

¿Sabías que este teatro, tan nuestro, comparte con el de San Lorenzo de El Escorial el mérito de ser los más antiguos teatros cubiertos que se conservan en uso en España?


En el s. XVII, las obras de teatro se representaban en España dentro de iglesias, calles y plazas. Empezaron a usarse también otros espacios fijos, como el patio de una posada o vecindad, los llamados “Corrales de Comedias”.

Almagro

En Aranjuez, hubo representaciones teatrales ya en 1622. Con motivo del aniversario de los jóvenes monarcas Felipe IV e Isabel de Borbón, el Conde de Villamediana y Lope de Vega escribieron respectivamente “La gloria de Niquea” y “El vellocino de oro”, comedias que fueron representadas en el “Jardín de La isla” y el “Jardín de Los Negros”.

Dentro de palacio, existió un teatro construido por Santiago Bonavía. Se encontraba al lado de la capilla de Felipe II.


La posterior ampliación de Carlos III, supuso la destrucción de la antigua capilla, y el citado teatro. De modo que, ambos fueron ubicados en sendas alas añadidas a Palacio.


Este teatro nunca se utilizó, quedó inconcluso. La bóveda quedó sin terminar, ya que Mengs tuvo que marchar a Roma, y Aranjuez se quedó sin un lugar adecuado para estas representaciones.

Teatro inconcluso en Palacio

A la postre (1765), se pensó que era indispensable crear diversiones públicas para el recreo de la corte, y se autorizó por la corona hacer representaciones cómicas en casas particulares. Y aquello tuvo gran aceptación.

Carlos III, consciente de la demanda por dicho espectáculo, autorizó a construir el “Coliseo de Aranjuez” fuera de palacio, para disfrute de su corte, príncipes e infantes.

Álbum Guía 1902

Se trataba de un teatro mayor y mejor acondicionado en la Calle de San Antonio, en la manzana situada entre la Calle Postas y Stuart. Su autor fue Jaime Marquet.

 

A su inauguración
el 14 de mayo de 1767, asistió Carlos IV y María Luisa con toda la familia real acompañados de invitados de todo el mundo, como el popular Jacques Casanovas.

Cándido López y Malta, relata que “el interior es notable por lo desahogado y cómodo de las localidades”, “tenía sobre 600 espectadores”, “tiene un bonito golpe de vista”, “cómodas localidades, un escenario capaz que cuenta catorce telones, con la circunstancia de subir todos incluso el telón de boca, sin doblarse, y bien surtido el guarda-ropa”.

En 1807, se cerraron el Teatro Real y la Plaza de Toros, para alojar en sus dependencias a los criados en jornadas.


El cierre se prolongó durante toda la Guerra de la Independencia (1808-1814), y en 1809, por culpa de un incendio se perdieron las costosas decoraciones, que se almacenaron en una galería de la plaza de toros.


Al terminar la guerra el teatro vuelve a abrir sus puertas. Un teatro cuya calefacción desde principios del reinado de Isabel II, consistía en los braseros que el público llevaba a los palcos.

El sacrificio de asistir, para ver actuar en estas condiciones, a malos cómicos en funciones mediocres, decoraciones conocidas y pésimamente conservadas era de admirar.

        

Ya en tiempos de Alfonso XII, el Real Patrimonio tuvo que acometer algunas mejoras, y en 1932 (II Republica) el edificio fue arrendado a un empresario que propuso adaptarlo también como cine, sufriendo (1933) un cambio sustancial.

La obra dio al traste con la sala y con el proscenio. Se demolieron los palcos, sustituyendo muros por una importante estructura de hormigón. Además, parte del escenario y los vestíbulos fueron usados como sala para aumentar el número de localidades.


El teatro sufrió otras reformas menores en 1951, 1954 y 1955.

Ya en el año 1948, sus arrendatarios (la familia Infiesta), después de 13 años, y debido al mal estado en que se encontraba el teatro por el paso del tiempo, realizan una gran reforma y amplían el aforo del teatro, llegando a 1.037 localidades.


El conocido como “Gran Teatro” representó hasta los años sesenta (que llega la televisión), el principal y casi único lugar de encuentro cultural y social de los habitantes de Aranjuez.

Las representaciones teatrales eran muy frecuentes y populares. Pisaron su escenario las principales figuras del espectáculo de cada época tanto en comedias, como revistas, o zarzuela.


En las décadas de los años 60 / 70, antes del estreno de comedias y revistas en Madrid, se representaban en Aranjuez. Aquí, se pasaba “la censura” y, en algunos casos, se corregían los libretos atendiendo a la reacción del respetable.

Foto: Juan de Oro

En 1989 se bajó el telón
y apagaron las luces de la sala. La familia de Luis Infiesta deja el arrendamiento, tras ser indemnizada por el consistorio ribereño.

Dos años después, se plantean su completa rehabilitación para uso teatral siguiendo la feliz experiencia del Real Coliseo Carlos III de El Escorial, que había sido recuperado entre 1974 y 1978 por el arquitecto Mariano Bayón Álvarez.


 

Para ello la Comunidad de Madrid convocó en 1990 un concurso, que ganó el propio Bayón con un proyecto que devolvía la sala a su hipotético estado original (reduciendo el aforo a 550 plazas), y la mejora del escenario con la ampliación de su caja escénica.

Para su restauración, fue completamente vaciado, y apenas quedó en pie la fachada principal, construida enteramente en ladrillo. Se corresponde estrictamente con el alzado original del siglo XVIII.
 

Terminadas las obras (2011), el teatro abrió sus puertas de nuevo el 5 de junio de 2014 (con la obra de Rafael Álvarez “El Brujo “Las mujeres de Shakespeare”).


La fachada presenta cinco arcos de medio punto, y en el hueco central del piso alto, se encuentra una placa, en la cual Juan de Iriarte recuerda el mensaje de Carlos III: “LAS DELICIAS CAMPESTRES AUMENTAN LOS PLACERES URBANOS POR ORDEN DE CARLOS III, AÑO DE 1768”.


Fuentes e Imágenes que no son propias:

Vicente Duarte, González Parrilla, Antonio Tizón, Juan de Oro (Aranjuezhistoriagrafica.com)
Zarateman (https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=32446957)
"Gran Teatro de Aranjuez-Imágenes para el recuerdo" (Vicente Duarte Salgado)
Arquitectura y Desarrollo Urbano, Tomo IX
Arquitectura recreativa y cultural
Teatro de invierno o coliseo de invierno
Aranjuez “Un museo en la calle” (Teodoro L. Díez Carnero)

Comentarios

  1. Me gusta mucho la historia, es muy interesante. También cómo lo habéis contado

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  2. Muchas gracias. Me alegro que te haya resultado interesante. Seguimos...

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