Casa Farinelli y Palacio Osuna

 

A principios del siglo XVIII, las mujeres tenían prohibido cantar en las iglesias y su lugar era ocupado por los castrati.

En su voz se mezclaba la ternura e inocencia de un niño, la madurez de una mujer y la potencia de un hombre.

Se ha estimado que más de 4.000 niños fueron castrados anualmente, al servicio del arte barroco italiano (la mayoría familias pobres que buscaban una salida a su penosa situación). De todos ellos, Farinelli fue sin lugar a dudas el más famoso. Esta práctica siguió en Europa hasta finales del siglo XIX.

Carlo Broschi (Farinelli)

Los castrati contaban con una voz inmaculada, que conquistaba los corazones y producía desmayos entre el público.

Farinelli, el más grande, fue invitado por la Reina Isabel de Farnesio para calmar a Felipe V con su música. El Rey padecía un grave trastorno bipolar.

Su voz era de una extraordinaria belleza andrógina. Contaba con muchos registros, tenía capacidad de cantar 250 notas con un solo aliento, podía sostener una de ellas durante más de un minuto.

Farinelli

Farinelli logró una fama equiparable a la que actualmente reciben las estrellas del rock. Fue el cantante más famoso del siglo XVIII, la estrella musical más grande que existía en el mundo.

Actuaba para los principales reyes europeos en las cortes de París, Viena o Londres y, a pesar de ello, hoy día sigue siendo un personaje desconocido en España.

A pesar de su éxito, aceptó la invitación de la reina Isabel de Farnesio en 1737. Estaba convencida, que la única forma de calmar a Felipe V de su locura absoluta, era con la voz hipnótica de Carlo Broschi.

Farinelli (Jacopo Amigoni)

El cantante llegó a La Granja en 1737, y lo que era una invitación de la reina por unos meses, acabó convirtiéndose en 23 años (1737 hasta 1760).


El monarca llevaba una forma de vida demencial. Tenía los biorritmos cambiados. Sufría continuas pesadillas en las que se creía una rana, luchaba contra fantasmas o intentaba cabalgar en los caballos de los lienzos.

Permanecía encerrado la mayor parte del día, obsesionado sólo con comer y hacer el amor con su mujer, despachaba por la noche, pasaba el mayor tiempo en la cama, ni siquiera se bañaba…

Farinelli (Corrado Giaquinto)

Así, dentro de este contexto, Farinelli cantó cuatro arias desde la habitación de al lado que hipnotizaron al rey. A partir de entonces, el castrato tuvo que interpretar las mismas canciones durante 9 años, noche tras noche, un total de 3212 noches.

El rey Felipe V rápidamente percibió que Farinelli era más que un cantante excepcional, era muy inteligente, bien educado, discreto y leal.

Se hizo muy influyente en la corte más allá de los asuntos de la música. El rey lo nombró primer ministro y le concedió la Orden de Calatrava alcanzando la nobleza.

Nueve años después, a la muerte de Felipe V, amenizó las noches de los nuevos reyes Fernando VI y Bárbara de Braganza, infanta portuguesa muy cultivada y amante de las artes, mejorando su fortuna un poco más, si cabe.

Le dieron todo. Se convirtió en el hombre de confianza de la Familia Real y todo un poderoso personaje en la Corte. Obtuvo el cargo de "criado familiar", lo que significaba acompañar a los reyes allá donde fuesen y comer en la misma mesa, a su lado, al mismo nivel.

Battaglioli

En el Real Sitio de Aranjuez, escenificó uno de sus montajes más espectaculares, la escuadra del Tajo, que incluyó una flota de pequeñas embarcaciones navegando por el río para divertimento de los propios reyes. Eran 5 Falúas y 16 barcos pequeños de acompañamiento.

Bonavía, 1750 (nueva población)

Además, ayudó a Bonavía en el diseño de la nueva población. Nada pasaba a la firma del monarca sin el visto bueno de Farinelli.

Colaboró en el trazado de la calle del Embarcadero, la Plaza de San Antonio, la capilla que preside dicha plaza, y en el diseño general de la urbanización de la ciudad.

Farinelli, meandros del Tajo (Jacopo Amigoni)

Consiguió que Aranjuez se convirtiera durante un tiempo, en el referente musical de Europa.

Durante este tiempo, Farinelli aprovechó la riqueza acumulada para construir hospitales, proteger a los castrati, recaudar fondos para los huérfanos, músicos nuevos, y ayudar a los pobres. Sin embargo, a pesar de su exitosa y excelente situación…

Con la llegada de Carlos III fue retirado de la Corte. El nuevo Rey pidió “al capón” (como se le conocía) que saliera de España, y éste marchó a Italia (1760), donde murió a los 77 años. Eso sí, bastante rico y con una renta vitalicia.

Para su estancia en Aranjuez mientras trabajó para Felipe V, fue construida esta Casa (1751) frente a Palacio (1750), con fachadas a las calles de la Reina, Príncipe y Capitán (antes llamada Camino de Ocaña).


Entre los dos edificios no existía ningún otro, y la comunicación visual era directa entre ambos.

Se trata de un sobrio palacete (Bonavía) de dos plantas de altura, sin apenas decoraciones. Ocupaba la primitiva manzana número 1 del nuevo Plan.

Destacaba un patio semicircular y un jardín posterior, que cuenta con dos pabellones octogonales que lo flanquean a ambos lados. Allí, en ese patio y jardín, Farinelli ofrecía a sus amigos veladas teatrales y musicales.

Fernando VI otorgó dicha propiedad al castrato como recompensa a su fidelidad y servicios, pero, a la muerte del Rey, y con la llegada de Carlos III, fue desterrado a Italia.

Antes de partir dio poderes (1759) para que en su nombre vendiera la finca de Aranjuez y su importe fuera entregado al mayordomo.

Por ella se interesó el Monarca, quien ordenó que fuera incorporada a la Corona, para su Real Servicio durante las jornadas.

Pasados más de cinco lustros al servicio de la Corona, la casa de Farinelli, y su adyacente occidental, fue adquirida en 1787 por los IX Duques de Osuna (Pedro de Alcántara Téllez-Girón y Mª Josefa Alonso Pimentel) los cuales pidieron a Juan de Villanueva una ampliación (1787-1795). De modo que, esta fuera su residencia durante las Jornadas.

Su compraventa repercutió en la construcción de la Casa de Empleados (hoy Ayuntamiento de Aranjuez).

Duques de Osuna e hijos

Estos aristócratas eran mecenas de artistas y literatos que hicieron del palacio un centro de tertulias ilustradas, a las que acudían entre otros Moratín, Iriarte, Ramón de la Cruz o Goya. Eran amenizadas por la orquesta privada dirigida por el mismísimo Luigi Boccherini.

A finales del siglo XIX el ducado de Osuna perdió la propiedad del edificio, ya que el XII duque, Mariano Téllez-Girón, atravesaba un mal momento económico y se vio obligado a vender.

 

El edificio fue dividido en dos partes. La planta alta se destinó a diversas viviendas, mientras que la planta baja fue adquirida como residencia familiar, por el alcalde de Aranjuez Juan Richer Turión.


Como hemos visto, la propiedad ha pasado por mejores tiempos que los actuales. Solo cabe recordar la desgracia ocurrida el 2 de mayo de 2018, cuando sufrió un voraz incendio que se llevó para siempre este pedacito de historia de Aranjuez y España. En él se perdieron para siempre “cosas” tan valiosas como estas…

    


 












Fuentes e Imágenes que no son propias:

Gracias a: Tomás Ruiz por las aclaraciones y aporte de imágenes.
Museo del Prado: Duques de Osuna e hijos (Goya)
Felipe V e Isabel de Farnesio (Louis-Michel Van Loo)
Farinelli: De Didier Descouens - Trabajo propio, CC BY-SA 4.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=79867224. 
Fotos Casa de Osuna (https://www.urbex.nl/centrale-de-deux-acren/)
ABC: Callejeando, Castrati, una aventura madrileña.
Clásica FM: Podcast "Hoy toca Farinelli"
Arquitectura y Desarrollo Urbano Comunidad de Madrid Tomo IX
Aranjuez Investigart: "Crónica de una muerte anunciada, el palacio de los duques de Osuna en Aranjuez.

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