Casa de Marinos

Restos Casa Marinos
Felipe V sufría depresión, y la reina Isabel de Farnesio contactó con
el famoso cantante de ópera Carlo Broschi (conocido por Farinelli). Estaba convencida de que aquella voz, aliviaría la melancolía de su esposo y sería la mejor terapia.

Aunque Felipe V ya contó con una flota para fiestas y cacerías en este Real Sitio, fue Fernando VI quien pide al escenógrafo Farinelli la construcción de la “Escuadra del Tajo”.

Estaba formada por cinco embarcaciones grandes (La Real, Respeto, San Fernando, Santa Bárbara, Orfeo y Tajo), ocho botes de remos y dos más (en forma de venado y pavo real). En total, 15 embarcaciones (fragatas, jabeques y botes) diseñadas con esmero por el mismo Farinelli.

Escuadra del Tajo
Carlo Broschi











En “La Real” se embarcan exclusivamente los reyes, la tripulación, ocho músicos, y Farinelli.

Trabajar en estas falúas era muy atractivo, estaba bien retribuido, era un destino plácido y tranquilo.

Aguas arriba del Real Palacio, a pocos kilómetros de distancia, se construyó un embarcadero y el Pabellón Real para la distracción de los reyes.


Fueron
realizados por Bonavía y Fernando VI en 1754 (los otros cuatro pabellones, más pequeños, se edificaron durante el reinado de Carlos III, para uso de los Príncipes (Carlos y María Luisa), como casino de recreo).

Los paseos por el río solían durar 3 horas (18.30 a 21.00), y recorrían aproximadamente 4 millas. Consistían en ida y vuelta desde el “Sotillo”, donde se encontraba el embarcadero de Fernando VI, hasta el “Puente de la Reina”.

Durante el camino se disparaban salvas de artillería, la multitud aclamaba a sus Majestades, y en el trayecto practicaban la pesca, (con caña y red), e incluso la caza.

Asimismo, destacaban los conciertos y espectáculos, durante los cuales eran servidos refrescos por cuenta de la Casa del Rey.

Antonio Joli

La vuelta se hacía con la caída del sol, se iluminaban los jardines, orillas del río y embarcaciones, pero, sobre todo, la Falúa Real y de Respeto. Los reflejos luminosos en el agua, la quietud de las embarcaciones y el silencio de la noche formaban un espectáculo sin igual para los sentidos, y era entonces cuando llegaba el momento supremo, Carlo Broschi “Farinelli” entonaba su canto.

Cada año se realizaban aproximadamente de 10 a 15 paseos (durante primavera y verano).

La Escuadra del Tajo estuvo activa desde 1754 a 1758 (aunque dos años antes navegaba por el río con parte de ella). La última excursión se realizó el 14 de julio de 1758.

El mismo Farinelli aconsejaba “custodiar y conservar las embarcaciones, y para ello se construyeron dos grandes astilleros (“atarazanas”).

Se encontraban junto al río, en un dique cubierto y cerrado, dentro del actual Jardín del Príncipe, frente a donde hoy se sitúa el camping.

En la parte superior se encontraban los cuarteles donde vivían los marineros, así como carpinteros para el manejo y reparación de los barcos. A ello debemos añadir, algo separados del edificio, un pequeño hospital con 6 camas, y una capilla.

Casa de Marinos, 1865 (Revista El Museo Universal)

Los astilleros fueron cambiados de lugar por Carlos III a la zona del Rebollo, con su varadero y su dique. Era un conjunto con forma de "U" del que aún queda algún vestigio.

Durante la Guerra de la Independencia, La “Casa de Marinos” sufrió el vandalismo francés, por lo que Fernando VII, acabado el conflicto mandó restaurar los desperfectos del edificio y las falúas.

Casa de Marinos en 1898

Las instalaciones acogían hasta 200 marineros, que venían de Cartagena cuando los reyes visitaban el Real Sitio (a veces al mando del famoso Federico Gravina).

Es muy poco conocido el hecho de que la Armada tuviera personal destinado en el río Tajo durante casi 150 años (siglo y medio).

El edificio de la Casa de Marinos cambió de usos a lo largo del tiempo. Fue utilizado como gimnasio por el príncipe Alfonso (luego Rey Alfonso XII). Sufrió una reforma importante en época de Amadeo de Saboya y se utilizó como hospital de coléricos en 1886.


Casa de Marinos, 1966 (foto A. Talavera)

Las embarcaciones pudieron ser visitadas desde finales del siglo XIX hasta el comienzo de la Guerra Civil. Para ello, se debía cruzar el río en barca desde la escalinata del Jardín hasta la situada enfrente, entre las dos construcciones que dan al río.

La edificación debió ser derruida en 1966 a causa de inundaciones, termitas, y abandono.

Museo de Falúas

En ese momento, nació el nuevo “Museo de Falúas”, que vino a sustituir al desaparecido “Museo de la Casa Marinos” en el interior del Jardín del Príncipe, y que fue inaugurado en noviembre de 1966.

En él se pueden admirar algunas grandiosas embarcaciones, junto con gran cantidad de aparejos navales, maquetas, adornos marineros, garruchas, barquitos de cristal de la época de Isabel II, y otros elementos relacionados con las aficiones náuticas de los reyes de España (Carlos II, Carlos IV, Fernando VII, Isabel II, Alfonso XII y Alfonso XIII).

de Carlos II
de Carlos IV
 

Curiosamente, todavía ostenta el mando de la “Escuadra del Tajo” la Marina Española, y en su nombre el Almirante Director del Museo Naval de Madrid, gracias a una R.O. (13 julio de 1865) la cual nunca se derogó…


Fuentes e Imágenes que no son propias:

Gracias a: Mercedes R. y Tomás R. (por sus aportes y correcciones)
Mercedes Santos: “Nuestro Tajo”, Del Rana Verde a Las Calabazas.
Alejandro Anca Alamillo “La Flota del Tajo”
López y Malta (1868) “Historia descriptiva del Real Sitio de Aranjuez”
Álvarez de Quindós (1804) “Descripción Histórica del Real Bosque y Casa de Aranjuez”
Revista "El Museo Universal"
Antonio Talavera
J. Antonio Vallejo Nájera (1996) “Locos egregios”
Estampasdearanjuez.blogspot.com (Mingo Salamanca)
Consolación Morales Borrero: “Fiestas Reales en el reinado de Fernando VI".
Vicente Alfonso López Portaña (Fernando VII) Kaulak, Museu Nacional d'Art de Catalunya (Alfonso XIII)
Jacopo Amigoni (Farinelli)

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